En el mundo antiguo, los libros se escribían a mano con una pluma, y cualquiera que supiera cómo leer y escribir podía copiar un libro casi tan eficientemente como los demás. Cierto que alguien que lo hiciese todo el día probablemente lo haría un poco mejor, pero no había una enorme diferencia. Y como las copias se hacían de a una por vez, no existía una gran economía de escala. Hacer diez copias tomaba diez veces más tiempo que hacer una copia. Tampoco había nada que forzara la centralización; un libro podía copiarse en cualquier lugar.
Ahora bien, debido a esta tecnología, dado que no obligaba a que las copias fueran idénticas, no había en la antigüedad una distinción total entre copiar un libro y escribir un libro. Había cosas en el medio que tenían sentido. Ellos sí entendían la idea de autor. Sabían, digamos, que tal obra había sido escrita por Sófocles, pero entre la escritura del libro y su copiado había otras cosas útiles que podías hacer. Por ejemplo, podías copiar una parte de un libro, después escribir algunas palabras nuevas, copiar algo más y escribir algo más y así. Esto se llamaba "escribir un comentario". Era algo muy común, y estos comentarios eran apreciados.
Podías también copiar un pasaje de un libro, después escribir algunas palabras, y copiar un pasaje de otro libro y escribir más palabras, y así, y esto era hacer un compendio. Los compendios también eran muy útiles. Había trabajos que se perdían, pero algunas de sus partes sobrevivían cuando eran citadas en otros libros que alcanzaban mayor popularidad que el original. Quizás copiaban las partes más interesantes, y así la gente hacía muchas copias de éstas pero no se molestaban en copiar el original porque no era lo bastante interesante.
Hasta donde yo sé, no había copyright en el mundo antiguo. Cualquiera que quisiera copiar un libro podía copiarlo. Más tarde se inventó la imprenta, y los libros empezaron a copiarse en la imprenta. La imprenta no era sólo una mejora cuantitativa en la facilidad de copiado, sino que afectaba de manera dispar a los distintos tipos de copiado, ya que introducía una economía de escala inherente. Era mucho trabajo preparar cada página y mucho menos trabajo hacer varias copias idénticas de éstas. Entonces el resultado fue que copiar libros tendió a convertirse en una actividad centralizada y de producción masiva. Las copias de cualquier libro dado se harían probablemente en unos pocos lugares.
También significó que los lectores ordinarios no podrían copiar libros eficientemente. Sólo si tenías una imprenta lo podías hacer. Así que era una actividad industrial.
Durante unos pocos primeros siglos de imprenta, los libros impresos no reemplazaron totalmente a los copiados a mano. Las copias artesanales todavía se hacían, a veces por gente rica y aveces por gente pobre. Los ricos lo hacían para tener copias especialmente hermosas, que muestren cuán ricos eran, y los pobres lo hacían porque quizás no tenían suficiente dinero para comprar una copia impresa, pero tenían tiempo para copiar a mano un libro. Como dice la canción: "tiempo no es dinero cuando todo lo que tienes es tiempo".
Entonces el copiado a mano todavía se hacía hasta cierto punto. Creo que fue durante el siglo XIX que la impresión se volvió tan barata que aún la gente pobre podía comprarse libros impresos si sabían leer.
El copyright apareció con el uso de la imprenta y, dada la tecnología de la imprenta, tenía el efecto de una regulación industrial. No restringía lo que podían hacer los lectores; restringía lo que podían hacer los editores y los autores. El copyright en Inglaterra inicialmente fue una forma de censura. Tenías que obtener un permiso del gobierno para publicar el libro.
Pero la idea cambió. En los tiempos de la Constitución de los Estados Unidos, la gente llegó a una idea diferente del propósito del copyright, y creo que esa idea también fue aceptada en Inglaterra.
Para la Constitución de los EE.UU. se propuso que a los autores haya que otorgarles un copyright, un monopolio sobre el copiado de sus libros. Esta propuesta fue rechazada. En cambio, fue adoptada una propuesta crucialmente diferente: con el fin de promover el progreso, el Congreso podría opcionalmente establecer un sistema de copyright que creara esos monopolios. Entonces los monopolios, de acuerdo con la Constitución de los EE.UU., no existen por el bien de sus propietarios, sino para promover el progreso de la ciencia. Los monopolios se entregan a los autores como un modo de afectar su comportamiento, para lograr que hagan algo que sirva al público.
Entonces la meta es: más libros escritos y publicados que la gente pueda leer. Y se cree que esto contribuye al incremento de la actividad literaria, incremento de la escritura sobre ciencia y otros campos, y la sociedad entonces aprende a través de esto. Ése es el propósito a servir. La creación de monopolios privados era sólo un medio en procura de un fin, y este fin es un fin público.
El copyright en la era de la imprenta era bastante indoloro, pues era una regulación industrial. Restringía sólo las actividades de los editores y de los autores. Bueno, en algún sentido estricto, también los pobres que copiaban libros a mano podrían haber infringido la ley de copyright. Pero nadie nunca trató de forzarlos a respetar el copyright porque se entendía como una regulación industrial.
El copyright en la era de la imprenta también era fácil de hacer cumplir, porque tenía que hacerse cumplir sólo donde había un editor, y los editores, por su naturaleza, se hacen conocer. Si estás tratando de vender libros, tienes que decirle a la gente a dónde venir a comprarlos. No tienes que ir a la casa de todo el mundo a hacerles respetar el copyright.
Y, finalmente, el copyright puede haber sido un sistema beneficioso en aquel contexto. El copyright en EE.UU. es considerado por los especialistas en Derecho como un comercio, un trueque entre el público y los autores. El público cede algunos de sus derechos naturales y a cambio se beneficia con la escritura y la publicación de mayor cantidad de libros.
Ahora, ¿es éste un trato ventajoso? Bueno, cuando el público en general no puede hacer copias porque sólo pueden hacerse eficientemente en las imprentas -y la mayoría de la gente no tiene imprentas- el resultado es que el público en general está cediendo una libertad que no puede ejercer, una libertad sin ningún valor práctico. Entonces, si tienes algo que es un subproducto de tu vida y que es inútil, y tienes la oportunidad de intercambiarlo por algo de algún valor, estás ganando. Así es cómo el copyright pudo haber sido un trato ventajoso para el público en aquella época.
Pero el contexto está cambiando, y eso debe cambiar nuestra evaluación ética del copyright. Ahora bien, los principios básicos de la ética no son modificados por los avances de la tecnología; son demasiado fundamentales para ser afectados por tales contingencias. Pero nuestra decisión sobre cualquier pregunta específica es una cuestión de las consecuencias de las alternativas disponibles, y las consecuencias de una determinada opción pueden cambiar según el contexto cambie. Eso es lo que está ocurriendo en el área del copyright, porque la era de la imprenta está llegando a su fin, dando paso gradualmente a la era de las redes de computadoras.
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Richard Stallman (por Wikipedia).
Richard Stallman (por Wikipedia).
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